All you need is love...

miércoles, 14 de octubre de 2009

De este tiempo sin escribir...



Han pasado dos meses desde que llegué a México y es extraño como se echa de menos estar del otro lado.

Una vez en una estación de radio una locutora cuyo nombre no recuerdo, hablaba sobre lo extraña y deprimida que se sentía por haber regresado a México después de estar tiempo fuera. Aquella vez pensé que era una “payasada” sentirse fuera de lo que viste siempre, si era mexicana, no podía extrañar otro lugar, pues como el terruño no hay dos, además cómo sentirse ajeno. Imposible, pensé. Por aquel tiempo en mi panorama ni siquiera por equivocación pasaba la posibilidad de salir del país, mucho menos de vivir fuera de él tanto tiempo. Pero de repente cambió y me fui y viví tres años en otro país, que fue como otro mundo.

Así es que el comentario de aquella locutora lo entiendo a la perfección. Es raro regresar. En tres años, muchos amigos ya no están tan cercanos como antes, otros aun que siguen ahí, han cambiado tanto como yo. En sí la vida que tenías alguna vez ha cambiado y extrañas, el espacio que formaste en otro lado, los amigos que hiciste, las cosas que solías hacer en un viernes por la tarde…

Quizá por esos sentimientos extraños, tanto Ugalde como yo estuvimos en una semana de encierro voluntario y otras tantas de no querer salir, solo estar aquí en casa. También por esa razón no tuve ganas de escribir y tampoco ganas de seguir con el blog, pero finalmente extraño escribir y contar ahora lo que veo de este lado.

Así que entre esas confusiones normales del ser humano, pues nunca esta conforme con lo que tiene, vienen otras cosas muy buenas. Una es ver seguido a la familia, hablar español en todo momento sin necesidad de cambiar idiomas, comer las maravillas culinarias propias de lo que el Hermano llama “la patria garnachera”, ver a toda esa gente junta en el metro, en las calles, todos iguales a ti, con la misma cultura, con las mismas costumbres.

Después hicimos un viajecito a Puebla, con el Hermano, donde descubrimos una bebida propia del estado llamado yolixpa, muy buena por cierto, en donde también me eché una bailada en la fiesta del pueblo con los hupangueros. He visto el Zócalo muchas veces y he comido todo, mis añoradas gorditas de chicharrón y tamales. También hicimos un viajecin a Veracruz en donde vi el puerto después de años de no verlo y también conocí Alvarado y Tlacotalpan. He visto a la banda y he bebido con ella y me ha dado mucho gusto saber que siguen ahí, si no todos, si muchos y aun me faltan muchos por ver y esta vez no hay prisas, pues estamos en contacto, puedo verlos cualquier día a cualquier hora y eso es de las cosas que me alegran.

A estos dos meses de estar en México, puedo decir que sigue igual de bonito que siempre, con un sol que sale para todos.

Fotos de Xochitlan...