All you need is love...

martes, 7 de septiembre de 2010

El trabajo...

Una vez mas el destino me trajo algo nuevo, diferente y retador. Es extraño, pero en términos de trabajo, de los empleos que he realizado, no siempre han sido lo que yo busco.

He pasado por diversos trabajos. Aun recuerdo el primer dinero que me gané, fue bailando danza regional en un festival del 15 de septiembre. De eso hace muchos años, he de haber tenido como 14 años. Ocupé el dinero para un traje del Estado de Durango. Después mientras estudiaba, salían trabajitos, de los cuales fui, edecán del PRD en mi delegación, fui vendedora de fotos en eventos, fotógrafa de eventos sociales, secretaria de un estudio fotográfico, realicé el censo de población del 2000 y trabajé en Cinépolis. Nada formal hasta que entré al INEHRM como becaria, en donde hacía un trabajo de historiadora tal cual en el archivo fotográfico. Después, en Inglaterra me convertí en cocinera y eso ha sido uno de los retos más grandes de mi vida. ¡Qué cosas!

Ahora el destino me trajo a un colegio Montessori. Dice mi hermana mayor que cuando algo es tuyo, ni aunque te quites, te dejará de tocar. Y algo así pasó con este trabajo.

A los 15 días de haberme titulado, me llamaron de este colegio a una entrevista, di una clase muestra de historia para secundaria y a los pocos días estaba contratada. Pensé que el “efecto título” esta haciendo su trabajo bien y así como me habían dado ese trabajo, podría conseguir algún otro en otra escuela a nivel prepa o quizá podría entrar a la UNAM. Busqué en varios colegios, me inscribí en varias páginas, fui a algunas entrevistas y nada. La desesperación iba en aumento pues la paga no era nada buen y en todos los lugares donde fui, me dijeron que no y de otros ni siquiera contestaron… El Montessori se quedó como mi única opción.

Más de dos meses esperé para que el ciclo escolar comenzara y a pocos días de hacerlo, la directora, habló conmigo y me ofreció tres grupos de inglés más las clases de historia. Lo que en término financieros estaba mejor. Lo que no imaginé al principio es que los tres grupos eran 4to, 5to y 6to grado de primaria para darles inglés. No me asusté, pensé que era algo que podía manejar. El primer día de clases me ofrecieron 1ro, 2do y 3ro de primaria y 1ro de secundaria, para inglés también. Y es ahí donde me preocupé.

Esta es mi tercera semana con ellos y acepto que no puedo dormir de la preocupación que me causa mi falta de didáctica hacia los niños, todas las tardes leo sobre ellos y sobre el sistema Montessori. He sacado creatividad desde lo más profundo de mi ser y poco a poco veo que va funcionando. Hasta confieso que he descuidado a mis chicos de historia por perderme en el laberinto de los juegos para niños en inglés.

Mis niños son especiales. Tengo muchos con problemas, desde Síndrome de Down hasta problemas de lenguaje e hiperactividad. Eso hace mi trabajo especial, retador. Pero hay algo que lo compensa y es una cosa nueva que descubro en mí. Siempre me han gustado los niños, son demasiado inteligentes y creativos, receptores de todo lo que pasa a su alredor, pero trabajar con ellos me ha demostrado que me gustan aun más de lo que yo pensaba. Por las mañanas, me ven y me saludan, otros me abrazan, me dan beso, me platican que hicieron y que les gusta, me dan dulces, me hacen dibujos. Los de la secu, me cuentan que música les gusta, me preguntan sobre lo que me gusta hacer, cosas de grandes, a dónde voy el fin de semana, que hago, por qué me gusta la historia, me enseñan cosas que les llaman la atención, me platican a que conciertos van a ir y soy “buena onda”.

Es un trabajo en el que me reciben con una sonrisa y me despiden igual. Pura buena vibra, nada de envidias y tonterías de adultos. Ellos son la neta y me gusta trabajar con ellos, aunque no duerma en las noches pensando en que si funcionará la clase del día siguiente!

Así la vida ahora… da vueltas y para en lugares que uno no imagina…