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miércoles, 14 de noviembre de 2007

La danza...

Creo que me voy a morir con la firme certeza de que debí de ser bailarina. Desde pequeña me gusta bailar, pasé como cinco años estudiando danza folklórica, después jazz, luego experimente hawaiano, tahitiano, una sola clase de flamenco, hasta baile de salón, que me dio la oportunidad de saber como se baila un poco de todo… No fue hasta mis 20 años, que decidí tomar clases de danza clásica. Así que me inscribí a clases de danza en donde tomaba técnica de ballet y danza contemporánea. Nunca pensé que mi cuerpo se pudiera adaptar tan pronto, pensé que la elasticidad y la fuerza no iban a ser las mismas y al contrario, resultaron ser buenas, pues para mis 20 años digamos que eran excelentes. Así fue como volví a las presentaciones, compré mis puntas y de verdad que me sentía muy bien física y mentalmente. Tomé la danza muy en serio, el primer grupo con el que empecé se desintegró al cabo de año y medio, después me fui a la UAM por unos meses, después a la UNAM, luego a la Casa del Lago en donde ya me sentía a buen nivel y pasé a Intermedios, después a la Casa de Cultura de Santa María la Ribera en donde mi maestra me envió a una audición para un grupo de danza contemporánea profesional llamado la Cebra. Tiempo después me enteré de que me había quedado entre sus filas como aprendiz. Hasta ahí llego la historia de la danza. Cuando vine a vivir aquí, busqué escuelas y me di cuenta que lo que me costaba un mes de danza en México, aquí me costaba una clase, más el transporte… digamos que dije que hasta que trabajara. Pero por febrero fui a una clase de ballet y con tantas cosas que habían ocurrido, esa hora con quince minutos me liberaron y me dejaron en santa paz con mi cuerpo y con mi mente. Después fui por julio y no hubo clase de ballet, así que entré a jazz y no es lo mismo. Ayer fui de nuevo y felicidad absoluta!
Digamos que la instructora, es una bailarina retirada, de aproximadamente 42 años, la clase es para principiantes, pues es una técnica más o menos nueva para mi, van en su mayoría mujeres, de 16 años en adelante, digamos que la clase no es muy pesada, además olvidaba que la técnica inglesa esta llena de adornos, mucho brazo, mucho salto. Lo extraño es tomarla en inglés, con la banda inglesa. Ayer mi compañero de barra fue un chico de aproximadamente unos 17 ó 18 años, de raza negra, que buen compañero, que bien bailaba, obviamente hay algunas chicas a las que no se les da la coordinación y otras que bailan muy bien. Ayer como siempre, salí contenta, muy cansada, pero contenta porque me mandaron también a la clase de intermedios. Digamos que me preguntaron si ya había estudiado danza, dije que si y eso valió para entrar tanto a principiantes como a intermedios, aun no sé si pueda tomar las dos clases, pero por lo menos seguiré asistiendo.
Me acordé que cuando hice la audición para la Cebra había una pregunta que decía: ¿Qué sientes cuando bailas? A mí se me vino a la mente la frase famosa de la película de Billy Elliot: siento que vuelo… No me acuerdo que contesté, solo sé que me emociona mucho estar en el salón con más bailarines, no es tan solo un esfuerzo físico, sino mental. Una maestra nos decía que no se baila con el cuerpo, sino con la cabeza, se piensa cada paso, se hace un esfuerzo por lograr la perfección, es cuestión de estética, de belleza, de arte y de sentimiento, poder transmitir con tu cuerpo la felicidad o la tristeza es simplemente un acto sublime y de libertad.

1 comentario:

behappytoday dijo...

mi querida Daniela! yo tambien me siento asi.. pero nunca es tarde para aprender...oye de casualidad no tines fotos del faje de Cecilia con Bolivia??? jajajaj.. pd. "Bailar es la unica medicina humanista y natural que cura todas las enfermedades"yo