All you need is love...

sábado, 12 de febrero de 2011

Para Don Kiko...

Desde noviembre me enteré que venía. Me causó un gusto enorme saberlo. Quería llevarlo a una cantina y a caminar por la ciudad. Me dio tanto gusto que quería quedarme en la ciudad para asegurarme de que estaría libre para poder estar con él.

Creo que fue el 26 de diciembre, que sonó el celular y era él. Ahí estaba, era su voz. Lo vi esa misma noche y no lo podía creer, siempre que viene una visita de Londres se me hace muy raro verlos aquí en la ciudad, es como un sueño extraño. Pero ahí estaba, solo me quedaba mirarlo y saber que era él.

Siempre queda la sensación de que cuando te vas ya no volverás a ver a los que quieres, a los que aprecias, pero ahí estaba, enfrente de mí, con su familia y sus amigos, compartiendo una mesa, una cena y por supuesto una copa de vino tinto.

Al día siguiente fuimos al Zócalo, caminamos por Juárez en busca de libros, por Madero entre el montón de gente, nos tomamos una cerveza y comimos algo en el Salón Corona, llegamos al Zócalo y caminamos hasta el Hotel de la Cuidad de México donde nos encontramos con mi querida Stella, María y Verónica.

Lo volví a ver hasta el año nuevo y es ahí donde sentí la terrible pesadez que causan las despedidas… El día que lo vi, por la tarde partía de vuelta a Londres… Aun así, nos dio tiempo de ir en busca de CD’s y buenas películas a la Zona Rosa y de tomarnos una última cerveza y él un último tequila… Lo que más he disfrutado de esta amistad, es la plática de todo un poco, de política, de las simplezas de la vida, preguntar por los que están allá y mandar saludos a los indispensables… Así fueron los últimos momentos.

Se llevó unas tesis, una para Fedor, la de él y otra para que la muestre a quienes me ayudaron a tan bello trabajo que nunca voy a dejar de agradecerles el resto de mi vida por su ayuda, confianza y amistad.

Se fue como a las 5:30 de un 7 de enero con un poco de estrés porque el carro no arrancaba… Me fui caminando por Tonalá, sentía la tristeza de la despedida, los ojos estaban llorosos porque me trajeron muchos recuerdos. Stella y Don Kiko, me recibieron en su casa, me dieron trabajo y amistad… verlos partir me causó una tristeza inmensa, pero también el gusto de volverlos a ver una vez más…

Gracias de nuevo por todo Don Kiko…

No hay comentarios: