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sábado, 12 de febrero de 2011

La muerte del Señor Bichín.


Era miércoles. Serían como las 9:30 de la mañana y los niños de 1ro de primaria entraron al salón con sus libros de inglés y sus botes con sus colores, listos para aprender inglés (ajá). Ese día hicimos una actividad acerca de un valor que viene en su libro que era: Let’s play together, que es una historia que ejemplifica que jugar con otros niños es más divertido. Les repartí una hoja y tenían que hacer un dibujo acerca de los juegos a las que jugaban con sus amigos.

Todos estaban trabajando muy bien, porque si una cosa les encanta es hacer dibujos, cuando A estaba platicando con D del Señor Bichín. Entonces A mantenía un debate intenso con D sobre dicho personaje, tanto era el alboroto y el tono de voz taaan alto en el que hablan A y D que se metió O, E, otro D, M, R y derepente todos estaban viendo al Señor Bichín sobre la mesa, menos yo. E tomó al Señor Bichín y lo puso sobre su dibujo, asustado A, comenzó a decirle que el Señor Bichín era su amigo y que tuviera cuidado de no lastimarlo, D le decía a E que el Señor Bichín también podía ser amigo de todos y que era un bicho. A se molestó, dijo que el Señor Bichín era su amigo y pude ver que como tal lo defendía.

Entonces J hizo un comentario que los metió en la realidad y a nadie le gusto, dijo que el Señor Bichín era un bicho y que había muchos bichos y de además no existía. Entonces el otro D tomó al Señor Bichín entre sus manos lo tiró al piso y lo pisó repetidas veces… A dijo: ¡Nooooo! Comenzó a gritar diciendo que el otro D había matado al Señor Bichín. “Tú lo mataste” le repetía A al otro D mientras comenzaba a llorar desesperadamente. D comenzó a culpar al otro D de matar al Señor Bichín.

Mientras A lloraba inconsolable, J volvió hacer un comentario puntual y le dijo: “El Señor Bichín no existe. Los amigos imaginarios no existen.” En ese momento yo me quedé pasmada en frente de todos ante las palabras de J. R comenzó a decir lo mismo que J y se le unieron M, S, D y otros. D seguía insistiendo en culpar al otro D de la muerte del Señor Bichín. Yo no sabía entonces si el Señor Bichín para ese momento era verdad o mentira, así que estaba impresionada y A seguía llorando. El otro D le dijo a A que el Señor Bichín era un bicho cualquiera, que se podía conseguir de nuevo. A volvió a gritarle, que el El seÑor Bichín no era un bicho, era un bicho muy especial y que no se podía conseguir otro porque él era su amigo. Entonces J, con toda su razón, dijo: “A, el Señor Bichín es una hormiga y las hormigas están en todos lados, puedes atrapar una de nuevo.” A por supuesto, le dijo a J que el señor Bichín, no era una hormiga, era un bicho, sí, pero especial y que además la había encontrado en su pantalón.

En ese momento, vi la hora y ya casi terminaba la clase, entonces les dije que les quedaban pocos minutos y que por favor se apuraran para hacer sus dibujos que tanta calma les generan. Por unos minutos todos se concentraron y me fueron entregando sus trabajos. Al final A se calmó y se fue a su salón, pero hasta el final se quedó el otro D y E. Llegó el momento de entregarme sus dibujos. D y E toman sus libros y botes y al salir le pregunta el otro D a E: “¿Dónde crees que pueda en contar otro bicho, una hormiga?” Y le contesta E: “No lo sé, en el patio de atrás a lo mejor. Allí hay bichos”

3 comentarios:

Eleutheria Lekona dijo...

Hermoso, como mucho de lo que escribes.

Pienso que en varios de nosotros quedan, no rescoldos, sino ingentes reminiscencias del A que fuimos o que no hemos dejado de ser.

Saludos Mariposa,
Un A.

Eleutheria Lekona dijo...

Noticia:

Tu historia, de pronto, me puso en la coyuntura de escribir lo que constituye mi último post.

Mariposa Amarilla dijo...

Hola Eleutheria!
Que bueno que te gustó... te mando un gran saludo.
... y un A.